Los niños, esos que no son locos bajitos, más bien cuerdos diacrónicos, nos agotan con su actividad pero nos dan la luz de lo auténtico, parecen estar en otros mundos y como esponjas acechan el nuestro que será el suyo y para ello se entrenan.
Extraño no poder escuchar hoy la locuacidad de una niña que siempre me hace saltar la ternura envuelta en mil sonrisas, y pienso en sus anécdotas y travesuras,
Son lo mejor, no contaminados aún, por la vida.Deberíamos tenerles por modelos pues son parte de nuestro yo que lo hemos sido en su momento y de vez en cuando nos buscamos e identificamos hasta añoramos no poder comportarnos como ellos.
No me invitará a su cumple, es muy escrupulosa con la ortografía, lo son, por eso mientras no sepa si se escribe con b o con v, me borrará de su lista de invitados.Lo dicho para comérselos.