!Ay, cómo extraño las procesiones de mi pueblo, con cohetes acompañadas, menos Semana Santa, que no era cuestión de festejar la muerte de Cristo.
Había, un tipo que se subía al campanario, para de este modo, encargarse de la pólvora, no sé quien le hacia los encargos pero desde luego con él no iba eso de la seguridad en el trabajo..Para empezar, el hombre era un borrachín de a diario, quiero decir que andaba en malas compañías etílicas siempre de tal modo que madrugaba lo inenarrable para abrir los bares a la par que los taberneros, y no se crean que tomaba café, qué va, agua-ardiente..pero ardiente, ardiente eh! y cuando alguna alma caritativa le invitaba, que venía a ser un día si y el otro también, tenía una frase a mano, que oscilaba entre las gracias al paganini y al Señor por darle tal merced. Venía a decir "hay días que se madruga con suerte.."
Volviendo sobre el cometido en la procesión, instalado en el Campanario, por deformación a punto estuve de escribir Juzgado..que nada pinta aquí por cierto..Se colocaba cual vigía a punto de avistar tierra y el muy animal, en vez de apuntar al cielo ( No creo yo que fuese por temor a darle a ningún santo ) pues directamente a los viñedos y en ese viajar del cohete, casi rasante, más de un susto, dio a los devotos, que veían pasar por encima de sus cabezas los proyectiles.
Tengo para mi, que en más de una ocasión a punto estuvieron de tirar al Santo, que a más a más pesaba lo suyo y ponerse a buen recaudo, aunque la fe mueve montañas, en este caso lo que hacia era evitar que corriesen en desbandada huyendo de los cohetes, que en vez de fiesta pareciera aquello bombardeo en guerra.Pues el caso es que un poco por miedo a "represalias" celestiales otro tanto, por confiar en la protección de la divina providencia aguantaban como Santos, llegando a hacerme pensar si el Santo viajaba encima o si asumía la forma de costalero.
